Aquí descansa nuestro Soberano

Nell Gwyn era una humilde chavala que vivía en el sórdido y pintoresco Londres de mediados del siglo XVII. Su vivacidad desprendida, su belleza inconsciente eran luz entre las sombras de la pobreza y la vulgaridad. Londres era su vida, mas una vida que a su carácter sentaba como un vestido demasiado estrecho. Transformada por su empeño en una afamada actriz, Nell establecería ineludible contacto con el culto y también negligente rey Carlos II.

Carlos y Nell se transformaron en amantes, y a través del rey, la humilde chica londinense se transformó en espectadora de complejas intrigas palaciegas y en contendiente de preciosas y aristocráticas contrincantes, particularmente de Louise, la agente de Luis XIV de Francia, y de Hortense, la digna y desentendida familiar de Carlos.