El extraño verano de Tom Harvey

«Yo estaba en la ciudad de Roma cuando Bob Ardlan me llamó. Para ser exactos: estaba con una mujer en la ciudad de Roma, cuando Ardlan me llamó. Con lo que cuando vi su nombre en la pantalla del teléfono pensé: “Qué diablos, Bob. No me llamas en una eternidad y vienes a estropearme el mejor instante del verano”. Y lo dejé sonar. Un par de días después, supe que Bob había caído desde el balcón de su mansión en Tremonte pocos minutos tras marcar mi número. ¿O bien quizá le habían empujado? No me quedaba más antídoto que pisar el acelerador del vehículo y plantarme allá para hacer varias preguntas.»