El gueto de Varsovia

«“10 de octubre de 1939”. El día de hoy cumplo 15 años. Me siento vieja y sola pese a que mi familia hizo todo lo que resulta posible para hacer de este día un auténtico cumpleaños». De este modo empieza este diario. Mary Berg, nacida y criada en Polonia, tenía diecinueve años en el mes de marzo de mil novecientos cuarenta y cuatro cuando llegó a un muelle de la ciudad de Nueva York en un navío de intercambio de presos de guerra procedente de Lisboa. La acompañaban su madre, natural de los E.U., su padre polaco y una hermana menor. Allá conoció a un cronista al que mostró las 12 libretas que formaban su diario. De manera rápida se publicaron en un periódico en yiddish. En ese instante la segunda guerra mundial todavía no había terminado y el planeta bien poco o bien nada sabía de la fortuna de los judíos europeos, de los ghettos viles y de los campos de exterminio. La publicación del diario de esta joven en inglés —pocos meses más tarde— se transformó en un suceso editorial y fue recibido por la prensa mundial con estupor y hasta descreimiento. A lo largo de muchos años este libro fue la única obra de referencia, escrita por un testigo directo, sobre lo ocurrido en Varsovia entre los años mil novecientos treinta y nueve y mil novecientos cuarenta y cuatro. Una mirada desde el interior, de alguien que se planteó dejar perseverancia meticulosa de las esperanzas, las traiciones, el dolor omnipresente, la rebeldía, las pequeñas alegrías y el duro vivir rutinario de miles y miles de judíos internados en un ghetto que se fue transformando progresivamente en antesala de la muerte para los cuatrocientos judíos de Polonia.