El susurro de la acuarela

La colérica tormenta ahogaba los lloros y los gemidos entristecidos de las numerosas personas que habían asistido al entierro. No era un mal sueño. Una mujer joven lloraba en silencio mientras que mantenía la mano de una pequeña de 6 años, quien apretaba la suya con solemnidad. Las dos estaban perdidas. Las dos se precisaban. Las dos debían hacer en frente de su recién y atroz realidad. La vida era injusta. No obstante, a veces, el destino tiene aroma a regaliz colorado y destapa el simple susurro de una acuarela...