La venganza de los inocentes

Son los años cuarenta.

Nuestra historia se desarrolla en un pequeño pueblo de Valladolid. Rosita; es una chica bella de dieciséis años que vive con sus progenitores en una pequeña y humilde casa. Su padre ejercita de pastor de uno de los ricos hacendados del pueblo y Edelmira, su madre, trabaja diariamente la huerta, que el señorito ha tenido a bien dejarle a fin de que cultive las 4 hortalizas que se llevan a la boca día tras día.

Una familia pobre y honrada, de las muchas que hay en el pueblo que viven para servir a los pudientes y señoritos del ayuntamiento, mas con una particularidad que las diferencia del resto. Las mujeres de esta humilde familia se marchan pasando un don heredado de unas a otras: Las maldiciones. No las emplean para hacer daño, ni las van echando por todos lados. No obstante cada mujer de la familia que lo ha visto justificado, ha utilizado el don con el que Dios las ha premiado. Las palabras como condena hacía la persona que las merecía, siempre y en todo momento se han cumplido, y los que han recibido su maldición lo han pagado sobradamente. Ciertos lo creen y otros en el pueblo la llaman: mentiras, mas Edelmira está segura que lleva dentro de ella ese don, del mismo modo que lo llevó su madre, y de la misma manera que lo lleva Rosa.

Una historia de personas y personajes, de vidas acomodadas y sujetos usados. De aquellos ricos de la temporada que hacían servir su fortuna para emplear por 4 perras a los que les había tocado una existencia de necesidad.

Una historia de vejaciones, menosprecios, de los temores al que afirmarán, de bodas por conveniencia y de mujeres vestidas de negro. De venganzas y de triunfos, de aquella España donde se vivió el temor que dejó una guerra inútil de hermano contra hermano.

Una historia de resarcimientos, de tener todo, o bien no tener nada…

Una historia…

Solamente una historia...