La vida en las ventanas

A principios de la era navegante, desde alguna provincia de España, un estudiante universitario le escribe con insistencia a alguien que no responde. Mediante sus agudos correos, va avanzando como un detective de las emociones hasta hilar un sutil juego de espéculos y también identidades donde ficción, virtualidad y memoria son espacios vecinos.

Las peripecias de este narrador en la alcurnia de Salinger, con su voz intensa, sarcástica y lúcidamente inmadura, trazan un retrato de la furia melancólica de la juventud, al unísono que ofrecen una crónica del definitivo interregno que tuvo lugar entre el planeta analógico y el de las redes sociales. La sofocación del futuro, en una sociedad que finge venerar a sus jóvenes mientras que les cierra las puertas, se combina con la busca de un territorio propio.