Tres capas, máxima suavidad

¿Un rollo de papel del váter puede ser el detonante para conocer el amor?

Elaia es interiorista, trabaja en la compañía de su padre, donde ha probado su calidad, y lo único que le importa de momento es su profesión y lograr que su padre se resuelva a casarse nuevamente. Formidablemente temperamental, afirma lo que piensa siempre y en todo momento, si bien en más de una ocasión le ha ocasionado inconvenientes. Vive sola, la moda le importa un pito y le chifla relajarse viendo películas en blanco y negro.

Jaime Samper, huérfano desde muy pequeño y criado por sus tíos, ha logrado con esmero transformarse en un sicólogo reconocido y en un siquiatra de primera. Está centrado en su trabajo, le agrada asistir a la gente y su vida social se centra en dos amigos de la capacitad con los que queda cada cierto tiempo. Que le toque ser presidente de su Comunidad no le hace gracia pues hay dos vecinos problemáticos y es un hombre tranquilo… hasta el momento en que lo sacan de sus casillas.

Elaia ha tenido una semana agotadora, no está de humor y tiene un compromiso con su padre: una cena de negocios a la que no le apetece ir. Jaime ha pasado una semana agobiante, debe asistir asimismo a una cena en compañía de sus tíos, que preferiría evitar, y no está para gracietas. No obstante, una huelga de reponedores en el super provoca una discusión con una muchacha a cargo del último bulto de papel del váter —¡qué cosas pasan!—. Por si no fuera suficiente, una avería deja a los dos encerrados juntos.

Esperemos que la sangre no llegue al río…

¿Quién afirmó que era preciso salir de casa para enamorarse?