Un deseo por navidad

Cuando naces en un pueblo y vives ahí es realmente difícil salir adelante, estudiar una carrera o bien en cualquier caso ser independiente es complicado, el éxito es casarse y atender bien a tu marido, quien se casa es una mujer con mucha suerte, quien se casa es triunfante, y de ahí que que Margaret ha eludido visitar a su familia, no desea percibir comentarios sobre su soltería. Maggy no era una mujer que no creía en el amor, todo lo contrario; creía de forma ciega en aquel sentimiento, el inconveniente es que todavía no hallaba aquel hombre que la hiciese sentir una parte de algo. Margaret Fabri ha pasado los últimos años pidiéndole a los beatos de su pueblo y a Papá Noel que le manden el amor, cada aniversario soplaba la candela con el único pensamiento de localizar aquel hombre singular que la amara sin condiciones. Cuando cumple 35 años, ya sabe de forma perfecta que ni Santa Rosa de la ciudad de Lima y mucho menos Eros le van a mandar al amor de su vida.
Ha debido ver a sus hermanas pequeñas casadas, a sus amigas las liberales llevar un anillo en sus dedos y a sus ex- que solo procuraban divertirse finalizando en una iglesia y diciendo «Acepto». ¿Qué ocurrió con ella? es el interrogante que todos y cada uno de los días se hace. Ella es linda, tiene un buen empleo y 2 gatos que le hacen compañía, ¿qué está mal con ella?
Mas esta navidad todo cambia, su padre le solicita que pase noche buena en casa del pueblo remarcando que toda la familia va a ir. Ella está aterrorizada, desde hace unos años ha eludido ir a todas y cada una de las fiestas para eludir aquellas miradas y preguntas que se repiten una y otra vez cada año: ¿Y en qué momento se casará la pequeña Maggy? o bien advirtiéndole que se le va a pasar el tren. Mas esta vez va a ser diferente, por el hecho de que Papá Noel bajará por su chimenea para mostrarle la otra cara del amor.